(9) – Pasión consentida
No desarmaré los Cielos, yo, el no amado, que el firmamento fue cuajado en centurias y macerando prorrumpió del vientre y aquí refulgen ubicuos los astros que me acarician. No clausuraré los frutos, que de la amargura devienen, tardos en las jornadas se sazonan y en la añada endulzan mis fauces hambrientas. Ya que…