1.-A VUELTAS CON LA FENOLOGÍA.-
La naturaleza es el mayor espectáculo gratuito que puede observar cualquier persona con un mínimo de interés por no aburrirse. A mí al menos es un tema que me fascina. Muchas veces no podemos ver los animales que sabemos que están ahí, porque están ocultos por las ramas o por la maleza. O porque no tenemos los medios con los que distinguirlos por no llevar binoculares o cámara fotográfica. Ahora bien, los animales están ahí. Podemos oírlos. Y es una cosa muy interesante el saber diferenciar los animales que se hallan en un determinado paraje natural. Con los sonidos que se van escuchando en cada fecha concreta vas advirtiendo propiedades emergentes del sistema complejo que es la naturaleza. Así, por ejemplo, por estas fechas podemos determinar la fenología de la primavera. El estudio de la fenología de una estación tiene que ver con los acontecimientos biológicos y naturales de un determinado ecosistema, que nos llevan a afirmar en un determinado momento que dicha estación está ya activa. Porque astronómicamente nunca hay duda de cuando empieza el otoño, el verano, o en general cualquier época del año. Otra cosa muy distinta es saber cuándo realmente esa estación está verdaderamente activa, teniendo en cuenta para ello la climatología local, las variaciones en la flora, y la etología característica que presenta cada especie animal en la época en cuestión. Así, y dado el innegable cambio climático al que está sometida la Tierra, la primavera cada vez llega biológicamente más temprano.
En el año 2021 en Japón se registró una floración de los almendros mucho anterior a lo que se venía produciendo. En Kioto existe una tradición consistente en buscar y observar las flores rosas de la floración de los almendros. Se denomina Hanami. Se llevan registrando los datos por observadores locales desde la Edad Media. Y en 2021 se observó un adelanto fenológico en la primavera japonesa que no se producía desde el año 1405.
Este año he oído el cuco por primera vez hace dos días cuando fui a pasear. Pero por un testigo de confianza (un pariente mío que es amigo), sé a ciencia cierta que el cuco ya se escuchó en marzo. Llevo escuchando la abubilla desde hace dos semanas. Hoy cuando fui a pasear escuché las primeras palomas torcaces. Dentro de poco llegarán las tórtolas (es probable que ya estén por aquí) y con una tardanza algo mayor se dejarán ver los alcaudones dorsirrojos y otras especies de aves. Los animales van llegando procedentes de sus cuarteles invernales, preparándose para la reproducción. La primavera es el renacer de la vida, la estación que tiene impreso un mayor carácter de entre las cuatro que hay. Las serpientes, lagartos y lagartijas se activan después del letargo invernal. Sin ir más lejos, hoy he visto muchas lagartijas. Y sobre todo, uno de los mayores espectáculos que conozco de la naturaleza es cuando paseo a la salida del sol (entre las 7 y las 8 de la mañana) por estas fechas. Hay una orquesta de aves y animales que están despertando en sus dormideros que es una auténtica maravilla, digna de ser grabada. Y de aquí surge mi próximo proyecto, que compartiré en esta web de mi propiedad.
He adquirido una grabadora digital, que muestrea la señal de audio captada por los micrófonos omnidireccionales que posee, a una tasa de muestreo no inferior a la frecuencia de Nyquist (el doble del ancho de banda de la señal de audio), cuantifica las muestras mediante una escalera de cuantificación pareja a la Modulación de Impulsos Codificados (MIC en español, o su equivalente PCM en inglés), y codifica los valores de la cuantificación mediante un código binario de 8 bits, de los cuales el primero está reservado para el signo. En este proceso de muestreo digital existe pérdida de precisión en relación al valor real de la señal, puesto que se produce un ruido de cuantificación granular, dado por la diferencia entre el verdadero valor y el que tomamos en la escalera, y el ruido de sobrecarga, que es más notable al oido y que se produce cuando son rebasados los valores máximos que puede tomar la variable cuantificada al saturarse la escalera de cuantificación con valores de gran módulo de la señal de audio captada por los micrófonos. Tenemos, pues, una señal digital como resultado de la modulación PCM, formada por un chorro de bits, que es pasada tras dicha modulación por un codificador MPEG,convirtiéndola al estándar MP3. Y tras ésto, las muestras son pasadas al disco de almacenamiento. Estas pistas de audio pueden ser recuperadas a voluntad en cualquier momento y de forma controlada y pasan hacia el reproductor, en el cual tras la decodificación MP3 y la conversión Digital/Analógico se filtran mediante un filtro pasobajo interpolador, trasladando la señal (analógica) resultante al amplificador de audio, que se encarga de presentarla en los altavoces. La señal reproducida en el altavoz es una versión amplificada y bastante fidedigna (aunque no estrictamente igual) de la onda acústica que fue grabada. Esta tecnología se complementa con un micrófono de solapa, con el correspondiente cable y jack, que permite llevar la grabadora en el bolsillo. Este equipo dará lugar a una nueva sección en Eclecticomania, que llevará el nombre de Paisajes sonoros, y donde dejaré las grabaciones mp3 que voy consiguiendo en mis caminatas. Creo que es una buena iniciativa y que puede animar a muchas personas a empaparse del maravilloso mundo en el que somos conscientes.
2.-PAISAJES SONOROS (1). (ALDEA).-
Incluyo aquí el primer paisaje sonoro que he obtenido con la grabadora, localizado en concreto en una aldea, durante un paseo. Se escuchan las siguientes aves: estornino negro, mirlo común, pinzón vulgar, carbonero común, chochín y petirrojo; y por supuesto, este paisaje sonoro incluye un pequeño río que pasa por debajo de un puente.