¿Quién no ha disfrutado alguna vez de aquel soneto de Shakespeare que incluye lo que sigue:
«Si a mis días colmados sobrevives,
y cuando esté en el polvo de la muerte
por ventura relees
los inhábiles versos de tu amigo,
con lo mejor de tu época compáralos
y aunque todas las plumas los excedan
guárdalos por mi amor, no por mis rimas,
superadas por hombres más felices» ?.
Hay que reconocer que estos versos con rima, escritos en lengua inglesa, son todo un espectáculo.
William Shakespeare es considerado por la mayoría de críticos y escritores como el mejor autor en lengua inglesa. Algún día dedicaré algún artículo más extenso a este genio literario, pero de momento dejo aquí un poema de mi cosecha, para hacerle el honor que tal prohombre se merece. Sería una asignatura pendiente no hablar de Shakespeare en esta web, pero lo dejaré para más adelante.
Tributo a William Shakespeare
Cuando la rosa mustia
que conservo se pudra
irreversiblemente,
y el río que en algún lugar
se besó con su afluente
tras los suaves meandros
muera en el mar;
cuando la cigüeña blanca
yazca con su cigüeño blanco
bajo los reverberos
de un sol hiriente
tras muchos años de solaz,
y cuando el verde trigo
parido de la simiente
a los amigos incomode
en el paladar
convertido en hostia crujiente
de bendecido pan…
Cuando el cirio
que un día se prendió
con un abrazo inocente
agote su cera en un altar
y las campanas doblen
por el aquí presente
yo qué sé en qué lugar;
y en ese día que me convierta
en terrateniente
de un recinto cuadrangular
asistas al funeral
de aquél que tanto te amó
y que tú no quisiste amar,
llorarás amargamente,
pero mi dicha cambiará
porque olvidaré la rosa
y el río, y la cigüeña
y el cirio y el trigo
y el pan
y a aquella niña inocente
cuya bondad ciertas
noches me hizo llorar,
y olvidaré esta quimera
que ahora describo impaciente
que me consume
hasta el final.
© El rostro sagrado, SergeantAlaric, 2012.