He aquí la estación inefable, la
estación de la esperanza, la estación
en que las almas sedientas de otras
almas buscan una quietud
perfumada.
Cada flor, ¿Es acaso la blanca mano
de Moisés?
Cada brisa, ¿Es acaso el aliento de
Jesús?
Omar Khayyam.