Ayer he visto por primera vez una película preciosa. Me da hasta vergüenza decir que ha sido la primera vez que veía un clásico de los 90 de la talla de «Tomates verdes fritos». Será que todavía vivo en los años 40. Será eso.
«Tomates verdes fritos», basada, aunque no idéntica, en la novela homónima de Fannie Flagg, narra la historia de una mujer, llamada Evelyn Couch, que pasa por una situación de desencanto vital por diversos motivos (la obesidad, la relación con su marido, la menopausia, su carencia de trabajo, …), y que encuentra la salsa de la vida (el secreto está en la salsa) en una señora octogenaria, Ninny Threedgood, de la cual se hace muy amiga cuando va a la residencia geriátrica a visitar a una tía de su marido. Ninny Threedgood le narra una maravillosa historia de cuando ella era joven en su pueblo natal de Alabama, Whitle Stop, una historia cuyas protagonistas son dos jóvenes llamadas Idgie y Ruth, y que va más allá de la simple amistad. Gracias a su relación con Ninny, Evelyn logra mejorar su vida y tomar las riendas de la situación. Pero no contaré más, porque entonces desvirtuaría vuestro visionado. Me limito a recomendárosla encarecidamente, sobre todo si sóis sentimentaloides, y si os gustan las películas que tratan sobre la amistad -al estilo de «Cadena perpetua»-, como a mí me gustan.
Esto me sirve para recordar que muchas veces la gente joven no trata bien a los ancianos, cuando en realidad son ellos la voz de la experiencia, y de ellos podemos aprender muchas cosas. Muchas veces, cuando nos hacemos mayores, vamos adquiriendo pequeñas manías, esto nos pasa a todos, por eso deberíamos ser comprensivos si vemos ésto en los demás. Puede haber mucho agradecimiento en un anciano.
También me siento obligado a hablar de la banda sonora de la película. Se trata de una obra musical de Thomas Newman, de una gran belleza.
En fin, es un film altamente recomendable, una de esas joyitas del cine que no trascendieron demasiado comercialmente pero que no dejan de ser por eso buenas películas. Recordad que el secreto está en la salsa.